Innovación tecnológica en las empresas españolas
Un reciente artículo publicado en el Boletín Económico del Banco de España analizaba, de nuevo, el tan sonado tema de que las empresas españolas están por detrás de otras de Europa en cuanto a innovación tecnológica. En este caso, tomando como base la encuesta de innovación tecnológica elaborada por la Comisión Europea, se apunta a que en el conjunto de la economía española el porcentaje de empresas que realizan actividades de innovación tecnológica es del 32,6%, y en la UE el porcentaje es del 44,4%. Pero quizás esto, con serlo, no sea lo peor. Según este informe resulta que la innovación en España se hace más en adquisición de tecnología (incorporada a bienes de equipo) que en generación interna de esta tecnología en la propia empresa. Esto hace que se dependa enormemente de las importaciones, ya que esta tecnología procede principalmente de otros países; y también de la inversión directa de compañías extranjeras, normalmente canalizadas hacia la compra de estos bienes de equipo. Teniendo en cuenta además la elevada fragmentación en cuanto a tamaño de las empresas españolas y el mayor peso relativo del sector servicios en nuestra economía, es evidente que esto afecta a nuestra situación competitiva y a las posibilidades de mejora. Si en España, como indica el citado informe, las empresas que más innovan son las grandes, que realizan actividades industriales sobre todo y que, cuando innovan, lo hacen con tecnología desarrollada en otros países, lo que estamos haciendo es soportando el I+D de otras regiones, que se especializan con ello en actividades de mayor valor añadido. Desde luego, la solución posible, no es ni por evidente ni por otro lado posible, el cierre de fronteras, sino fomentar aquí un sistema de innovación que, progresivamente, se vaya centrando en desarrollar innovaciones propias. Esto permitirá que crisis sectoriales, por ejemplo la actual en el sector de la automoción, no dañen tanto los indicadores de innovación, ya que en realidad lo que ha producido esta crisis, entre otros, es frenar las inversiones directas en bienes de equipo de compañías automovilísticas. Ahí tenemos el caso del traslado de la producción del Ford Ka de Valencia a Polonia y de otros planes para reducir y/o trasladar producciones de Seat o Mazda. Por otro lado, se trata de una situación compleja en la que intervienen muchos y heterogéneos factores. No es tarea fácil fomentar la innovación en pequeñas empresas con escasos recursos. Con todo, lo que quería destacar es la complejidad y por otro lado necesidad de la innovación, más si cabe en el mundo interconectado actual y, por otro lado, volver a insistir en la posibilidad (real ya en ciertos sectores) de deslocalización hacia la nueva periferia europea, más al Este, de importantes actividades económicas que, hasta hace bien poco, han dado soporte a multitud de empresas de sectores auxiliares. Con la formación, el fomento del desarrollo de ideas propias, la cultura de la mejora, el apoyo de la innovación y la mejora en todo (producto, pero también proceso y organización), podríamos recuperar, si alguna vez la tuvimos, nuestra mejor posición relativa.
Antonio Padilla,
Gracias por leerme !!
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sábado, noviembre 26, 2005
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1 comentario:
un poco largo,pero bastante acertado
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