El neumático quemado
Tras una visita a unas Jornadas en Cádiz, mi amigo Juan y yo pudimos comprobar directamente lo que significa la deslocalización: neumáticos quemados, carreteras cortadas, frases como “Delphi no se cierra”, en las cercanías del puente Carranza. Hablo del cierre de la planta de Delphi en Puerto Real (Cádiz), una de las siete factorías que la empresa tiene en España, y que afectará a 1600 empleos directos y 1400 indirectos, según algunas fuentes. El motivo del cierre: las pérdidas que según la empresa arrastra esta factoría desde hace varios años y el que se haya considerado como “no estratégico” lo que se produce en ella (direcciones, suspensiones y rodamientos). A nivel de empresa, la central está pasando con algunas dificultades por la revisión de sus contratos con empresas como Ford, y la próxima saturación de muchos mercados de automóviles, en el sentido de que sus crecimientos ya no son espectaculares. La verdad es que es difícil entender decisiones de ese tipo cuando se tienen en cuenta otras variables que no sean las estrictamente empresariales, me refiero a la condena que supondrá para muchas familias el cierre de dicha fábrica. El impacto que tendrá el cierre en Cádiz, de por sí una de la zonas de España con mayor tasa de paro, será muy importante. Haciendo un rápido análisis del mercado, una idea sobresale: al final todo condiciona. Todos queremos productos de mayor calidad (en este caso vehículos) cada vez más baratos, económicos, etc. Si podemos comprar vehículos nuevos (cuyas luces funcionan perfectamente, todos recordaran el anuncio) a menos de 10000€ es porque, entre otras cosas, el coste de mano de obra es mucho más bajo en algunos países que en el nuestro. Las empresas hacen sus cálculos y se ubican allí donde dichas condiciones sean mejores. Pero la deslocalización tiene un precio. A nivel de consumidor individual poco podemos hacer, aparte de la decisión numantina de no comprar aquello que se haya producido de forma deslocalizada, por lo que al final no te quedará nada que comprar. A nivel de mercado es complicado que una gran cantidad de consumidores se alíen para ir en contra de dichas prácticas y esto al final redunde en decisiones empresariales diferentes. Véase el caso de los vehículos equipados con motores híbridos o con biodiesel, las marcas de automóviles (mención aparte Toyota) saben que el mercado aún no está demandando en una proporción importante este tipo de motorizaciones, y es que, tanta preocupación por el cambio climático luego no se traduce en que decidamos biodiesel sobre carburantes tradicionales, por ejemplo. Es por ello que no potencian aún a gran escala ese tipo de mecánicas. Lo peor es que esta tendencia a la deslocalización en el sector en España parece ser solo el principio, al igual que ya ocurrió anteriormente en otros países europeos.
Web: www.gieb.uma.es
sábado, abril 28, 2007
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